Guatemala pierde en promedio anualmente 149 millones de toneladas de suelo por procesos de erosión hídrica según Leiva P. (2016). Esto contribuye a la degradación de suelos, menor productividad y el suelo perdido deteriora la calidad del agua de los ríos.

El ICC y sus socios (ingenios azucareros, laboratorio agronómico del Centro Guatemalteco de Investigación y Capacitación de la Caña de Azúcar –CENGICAÑA–, miembros de la Asociación de Productores Independientes de Banano –APIB-, productores de maíz, Universidad de San Carlos de Guatemala y la Universidad Rafael Landívar), han desarrollado investigación desde el 2012 para estimar tasas de erosión con el objetivo de generar y validar los planes de manejo y conservación de suelos en áreas agrícolas de la región. Dentro de los estudios se tiene la modelación de la erosión hídrica en cuencas de la vertiente del Pacífico y en la zona cañera guatemalteca a través de la Ecuación Universal de Pérdida del Suelo (USLE, por sus siglas en inglés) y asociada a un sistema de información geográfica. Se complementa con más de 25 estudios sobre erosión y conservación de suelos realizados durante época lluviosa y utilizando métodos directos como parcelas de escorrentía y clavos de erosión, estos estudios han contribuido a la validación de la cartografía sobre erosión generada (figura 49). La clasificación utilizada de erosión hídrica es la referida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura -FAO- et al. (1981), siendo las siguientes: nula a ligera (<10 t/ha/a), moderada (10 a 50 t/ha/a), fuerte (50 a 200 t/ha/a) y muy fuerte (> 200 t/ha/a).

Los resultados de los estudios que el ICC ha desarrollado en campo evidencian para el cultivo de caña de azúcar una tasa de erosión de 25 t/ha/a, mientras que en bosque forestal de eucalipto la tasa fue de 15 t/ha/a, esto en el 2013, cuyo estudio se desarrolló en una de las áreas con mayores intensidades de lluvia reportadas en el país, 6,376 mm/a. Otro estudio en 2017 permitió estimar la tasa de erosión en maíz con un valor de 322 t/ ha/a, esto en aldea La Soledad, Chimaltenango, cuya área presentó una pendiente promedio de 55% y un acumulado de lluvia de 1,326 mm/a. En 2019 se inició con el primer estudio de erosión en cultivo de banano, encontrando la tasa de erosión media de 55 t/ha, con un acumulado de lluvia de 1,265 mm/a. Dicho estudio se siguió monitoreando durante el 2020.

Estudios de erosión y conservación de suelos.

Por otro lado, la cartografía de erosión hídrica de la zona cañera (figura 50) indica que la producción de sedimentos se concentra en los estratos medio y alto de la zona cañera (100 a 700 metros sobre el nivel del mar -msnm-), esto por las condiciones suelo-clima, especialmente de estas áreas: suelos de origen volcánico, pendientes mayores al 15% de inclinación y altas precipitaciones entre los 3,000 a 5,000 milímetros anuales.

Erosión hídrica en la zona cañera de Guatemala modelada con la USLE y ubicación de estudios en campo.

El sector azucarero desde hace más de 10 años ha invertido en conservación de suelos, en 2020 existen 8 mil hectáreas aproximadamente con estructuras de conservación de suelos, principalmente acequias de ladera, pozos de infiltración, cultivos en contorno y abonos verdes.

Se ha demostrado la efectividad de las acequias de ladera para conservación no solo del recurso suelo sino también del agua. Estas pueden reducir la erosión hasta en un 50% manteniendo la erosión en niveles ligeros a moderados en fincas cañeras de socios del ICC. También permiten una tasa de infiltración alta, estimándose en 3 a >5 centímetros por hora contribuyendo a una mayor disposición de humedad para el cultivo y la recarga de acuíferos. Se ha estimado un potencial de captación de agua de lluvia en áreas bajo este diseño con un promedio anual de 7,630 m3/ha. Por sus beneficios en conservación de suelos y recarga de agua subterránea, estas estructuras son un ejemplo de adaptación al cambio climático.

Acequia de ladera en combinación con pozos de infiltración como estructuras de conservación de suelo y agua, en áreas de producción de caña de azúcar.

En El Salvador empezaron los estudios de erosión y conservación de suelos en 2020 en fincas de los Ingenios Central Izalco y Chaparrastique, del Grupo CASSA. Se espera que las recomendaciones también beneficien a pequeños productores.